Sí, ganamos, no solamente fuimos los mejores jugando al fútbol, que con ser importante el logro deportivo, también hubo aspectos sociales que afloraron como la espuma tras el tapón de la festiva botella y que no han pasado desapercibidos, todo lo contrario.
Quizás este país necesitaba un aldabonazo que le hiciese perder el sentido de inferioridad, manifestar sin tapujos sus sentimientos, sin el lastre se lo socialmente correcto o incorrecto, sintiéndolo, manifestando su alegría por un logro del país de TODOS, bajo unos colores, bajo una bandera, sin mensajes desviadores del único objetivo: España ganó y convenció.
No hacia falta ser aficionado al fútbol, solamente sentir y vibrar bajo el lento discurrir del reloj, todo se acabó y el pueblo, ¡el gran pueblo!, tomó la calle con la misma voz y bajo el mismo color.
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