martes, 8 de julio de 2008

Alegría, solo alegría.

La defensa de la alegría debe de ser rotunda, no contra nadie, solo como meta, como reducto de una forma de vida alternativa y ocasional, defenderla del escándalo y del abuso, de los miserables, de las ausencias definitivas, defendamos la alegría como símbolo y causa de una vida, apartémosla de los ingenuos y de la obligación de estar alegres, de los parásitos de la risa, la risa es el sonido de la alegría, como el riachuelo tras el manantial, con alegres sonidos saltando entre las piedras y reposados silencios en los llanos, defendamos la alegría de la obligación del ser felices, la alegría nace en total libertad.
Defendamos la alegría como un derecho a manifestar nuestros sentimientos, reír en feliz alegría, orgasmo de la alegría, meta alcanzada tras los los sentimientos, no a través de los pensamientos.
Defendamos la alegría de la eterna alegría, olvidemos la eterna tristeza y hallaremos nuestra propia alegría, nuestra amplia y contagiosa alegría.

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