martes, 26 de enero de 2010

Nada...

... ó acaso mucho es lo que queda tras el regreso, quedan vivencias en el subconsciente tan fuertes que en ocasiones condicionan nuestra vida cotidiana, analizas la vida pasada y casi siempre topamos con el muro de la sinrazón, esta vida esta hecha para transgredir en el propio beneficio... o es necesario el creer en una dimensión espiritual donde se reconforte el continuado esfuerzo de la propia generosidad y del sacrificio en aras de los demás..., es hora de regresar y es duro el volver a caminar sobre unas huellas conocidas que inevitablemente nos conducen a nuestro lugar..., ello nos hace más sabios a la hora de valorar los hechos que realmente son importantes en el devenir cotidiano y quizás una simple sonrisa nos proporciona la dosis de tolerancia frente al acérrimo desarrollo de lo socialmente correcto, ¡pobres!, somos tan frágiles en el contexto social, tenemos tanto miedo que nos perdemos nuestra verdadera vida, todo cambia cuando nos atrevemos a mirar dentro de nosotros..., a veces da miedo, mucho miedo y más cuando el destino nos pone frente a nuestra verdad..., he aprendido a valorar el infantil garabato de un niño feliz... quizás sea suficiente...

lunes, 4 de enero de 2010

Rosal de otoño.

¿Amar, que significa si nada significa?.
Huésped del tiempo esquivo, desnudo ya de mí,
retener el raído esplendor de la existencia
que una vez creí mía,
antes que, apresurado,
me ciegue en el reverso de esta luz.
Y aguardar esta espera sin alguna esperanza,
sentir la fe de nada, pues sople en las cenizas
y nada hay fuera de ellas,
tan solo amar, sin pensamiento alguno,
el declinar pausado del engaño.
Arde extraña la vida, como si contemplase
en mi extinción la ajena,
y no puedo apartar los ojos de su fuego.
Canta en el aire un pájaro,
el pájaro invisible de mi infancia,
el que entonces cantaba ya sin vida.
Arde una brasa aún al pie de este rosal
y no quema mi mano.
Cuanto olor en el aire, y el aire se lo lleva.
Francisco Brines, " Despedida al pie de un rosal"

domingo, 3 de enero de 2010

Hermanos.

Hermosa mañana de año nuevo, es temprano y apetece pasear bajo el suave sol de la mañana en el silencio de un mundo que pasó la noche como si un antes y un después existiese en el simple cambio de la hoja de un calendario, recorro pasos tantas veces andados y tantas veces diferentes... veo a mi hermano recorriendo el mismo sendero con pasos lentos, sus manos acarician árboles que a lo largo de los años han sido cuidados por él y quizás sea el primer inicio de año que coincidimos en nuestro suelo... recordamos tantas pequeñas historias en este mismo entorno, tantas vivencias... y traza tantos pequeños planes sobre nuevos árboles con nuevos frutos, nuevos y distintos rosales... quizás lo veo más cercano, quizás siempre estuvo tan cercano, quizás necesito su fuerte presencia, quizás precisamos de una complicidad tan afectiva como de un lento y grato paseo donde se desgranan suavemente sentimientos que precisan aflorar... y existen momentos donde solo basta con mirarse a los ojos... quizás ahora valoramos las pequeñas cosas que en tantas ocasiones nos parecieron banales, quizás aún caminamos...