miércoles, 28 de agosto de 2019

Aún no es tiempo.

Aún no es mi tiempo...
...al menos no deseo dar ese paso, ahora no, quizás sea el egoísmo de seguir disfrutando de esta situación afectiva, cada día mas intensa y que me ofrece el cariño sincero que solo una familia, unos niños, son capaces de ofrecer, todo tiene su fin y quizás todo se trunca en el punto álgido de una situación que el propio desarrollo de la cotidianidad va seleccionando aquello que realmente tiene importancia en esta larga vida, ya no planeo situaciones, solo disfruto de aquello que la vida me ofrece generosamente, ¡soy muy afortunado! y se me nota, tanto que a veces tengo la sensación de que ello me aleja del resto de mi vida, como si ello fuese posible... amar, es un sentimiento tan profundo, tan vital como el aire que respiramos, la maldita vida nos da y nos quita en un eterno juego de maldades, nos hace amar y temer más allá de nuestras posibilidades, sin apenas poder controlar alguna de nuestras penas, ni las muchas alegrías...
Decía el poeta:
 Esta casa no es la que era. 
Ha empezado a andar, paso a paso.
Va abandonándonos sin prisa.
Si hubiera ardido en pompa, todos,
correríamos a salvarnos.
Pero así, nos da tiempo a todo:
a recoger cosas que ahora advertimos que no existían;
a decirnos adiós, corteses; a recorrer indiferentes,
las paredes que tosen, donde proyecto su sombra la adelfa,
sombra y ceniza de los días.
Esta casa estuvo primero varada en una playa.
Luego, puso proa a azules más profundos.
Esta casa no es la que era.
Compasivamente, en la noche, sigue acunándonos.
                                                                                       (José Hierro)

Todos los días amanece como una promesa de vida, todos los días suena el trino en la ventana y aunque sabedores de que es un día menos, abrazamos el nuevo día en la esperanza de ser felices, un día más.