jueves, 3 de septiembre de 2020

Hoja caída...

 
Llegó Septiembre con su habitual promesa de un nuevo quehacer, solo que en esta ocasión llega cargado de miedos y expectativas poco halagüeñas ya que arrastramos casi un año sin hallar solución a la dichosa pandemia, cada nuevo paso lleva la incógnita de un resultado, nunca tan acentuada como en esta ocasión, ya las informaciones solo son estadísticas y nadie aporta nada que nos haga suponer el que esto se acaba como una mala pesadilla, yo no confío en fórmulas milagrosas, creo que el tiempo nos hará superarlo.
Septiembre, antesala de un sueño otoñal plagado de recuerdos amados, me refugio en unos versos de P.Neruda y que dicen:

                Te recuerdo como eras en el último otoño.   
                Eras la boina gris y el corazón en calma.
                En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
                Y las hojas caían en el agua de tu alma.
                Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
               Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
               Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
               Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Septiembre, sabes a fruto maduro, a hoja caída en silencio, a pajaríllo aprendiendo a volar más allá y más alto en el sueño que moverá sus alas, a página nueva donde decir, a promesa de viejo amor...

              Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
              muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
              Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
              El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.