jueves, 27 de marzo de 2008

¡Señor, señor que nervios!....

¡es domingo! le digo medio dormido, pero tan apenas me cuchichea el que tiene muchas cosas por hacer y que deje dormir a los chicos, los pobres están cansados. A lo largo de la mañana toma posesión plena de la cocina en un incesante trajinar encaminado a elaborar al menos tres posibles menús, los chicos tienen que comer.

Se acerca la hora de la comida, lo que significa que todavia falta al menos hora y media para la comida y el personal va apareciendo, las suaves quejas de sus limitaciones fisicas, diciendo el ¡ya no puedo como antes! van siendo apagadas por los reiterados abrazos, besos y carantoñas que los chicos, con verdadero cariño le proporcionan y quien a todos sus chicos meció como solo una madre sabe mecer a sus hijos, ahora se refugia entre la marea bulliciosa y cariñosa de unos cercanos brazos que le hacen sentirse segura, pero sobre todo feliz, muy feliz.

Un dia cualquiera...

Un día cualquiera.... tras una consulta popular cualquiera, es el día del "ya lo decía yo", frase de sabelotodo, muy propio de nuestro ser el mirarnos en nuestro ombligo como si fuese el arcano que pusiese todo el saber a nuestra disposición; para en sucesivos días pasar al "deberían hacer" como continuación de nuestro pleno conocimiento del asunto, casi siempre sin un mínimo compromiso con los hechos acaecidos y sin pausa notable pasamos en pocos días a recordar de una forma ligeramente borrosa las circunstancias sinceras que nos llevaron a tomar tal ó cual decisión.
Nuestro entorno sigue igual, nosotros seguimos igual y en poco tiempo, la urgente demanda de atención que precisan nuestros cotidianos asuntos nos harán olvidar tantas cosas... un anciano en su lento deambular, busca un lugar donde el sol le de calor y donde esparcir unas migajas para gozar de la efímera compañía de unos pajarillos que alivien su soledad.
Mirad con cariño y lo vereis.

lunes, 24 de marzo de 2008

Agradecido...

.......por fijarte en este modesto desgranar de vivencias, opiniones y esbozos de pequeñas historias que en el transcurrir del tiempo han dejado su pequeña ó gran impronta en este barrio rural de Zaragoza, en mi persona y por supuesto en mi entorno afectivo

El motivo de estos escritos son y serán el de recopilar simplemente retazos propios y de mi entorno ya que a mi edad y jubilado puede ser un excelente ejercicio diario para mi mente a parte de ser un placer el recordar y contrastar datos.

Espero ser capaz de que esto funcione con regularidad.

viernes, 21 de marzo de 2008

Amigo cierzo

Ha llegado como siempre, arrollando todo a su paso, sin avisar, como el dueño en su propiedad. Llegó y repasó con minuciosidad hasta el último rincón posible, nada escapó a su impacto, nada ni nadie sobre la tierra quedó insensible a su presencia ni siquiera los poderosos árboles, menos aún los débiles arbustos, e incluso el animal más soberbio sobre la faz de la tierra doblegó su espinazo ante el poderoso Eolo acompañado de Bóreas el viento del norte que trae el aire invernal.
Llegó el cierzo, nuestro carismático cierzo, recio y contundente en sus oleadas que pone al despistado clima en su lugar, nos arrulla en la noche a través de sus ráfagas ventoleras golpeando las ventanas cual cálida nana que nos hace arrebujarnos entre las acogedoras ropas de nuestras camas.
Ha llegado y como bullicioso amigo nos ha limpiado de la suciedad ambiental, ha trastocado ligeramente nuestras mentes y nos ha dejado en calma... ¡hasta la próxima visita!