jueves, 4 de junio de 2009

Fué ayer...

Todo pasó como si fuese una inolvidable pesadilla, el sufrir viendo sufrir a quienes quieres más que la propia vida es muy duro y no es por olvidar otros duros momentos ya pasados y que afortunadamente nuestra memoria dulcifica esos recuerdos para poder disfrutar del hoy y de sus alegrías... y claro que duelen las manos de tanto apretar los puños en un gesto de total impotencia, mi querida niña ¿sabes?, en mi silencio lloré por ti como se llora por un hijo, con total impotencia ante tanta ineptitud y sentí... sentí tanta rabia dentro de mi que me asuste y solo seguí llorando mi expectante silencio. Mi pequeñin, si alguna vez lees estas lineas ya sabrás que en tu primer día de vida solo una vez te presté atención y apenas rocé tu mano, te juré tantas cosas, tantas..., pero ya todo paso, mi niña, tu madre, la madre más feliz ya te tiene entre sus brazos y te sientes seguro, sientes su voz que te acaricia, sientes el latido de su corazón y tu felicidad se derrama como un bálsamo bienhechor sobre tantas personas que desde nuestro amor por vosotros tenemos posada nuestra mirada en el menor de tus gestos.
Pronto estarás en tu casa, en tu tierra y oleras el limpio aroma de la hierba recién cortada y oirás los trinos de tantos pajarillos que alegraran tus juegos y hasta el viento amainara en su paso para no turbar tu descanso... y las nubes pasaran despacio para reflejarse en tus grandes ojos...

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