lunes, 25 de agosto de 2008

Nubes.

El inmenso cielo en su intenso azul, como espejo muerto, sin reflejo de vida alguna, espacio vació en su inmensidad, ¿que seria sin una nube?, no seria nada en su soledad, ni sentiríamos el deseo de mirar hacia arriba, ¿para qué?, las cambiantes nubes llenas de acuosas promesas, de simples nublados como protectores solares, de espléndidas nubes de tormenta tan aciagas en ocasiones y tan gratificantes en otras, nuestro cielo más cercano como algodonoso techo, tranquilo discurrir y pasar en brazos del viento, de múltiples colores, variadas formas.
Las nubes, siempre mentadas como elemento primordial de nuestras vidas, repartidoras de la preciada agua que en su caprichoso ir y venir reparten de tantas formas, en tantos lugares que habituados a su hacer se adaptan a su ser, a su vida.
Nubes..., ¿que seriamos sin una nube?.

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