martes, 3 de marzo de 2009

Amanece.

Respiro hondo, siento la vida dentro de mi a través del fresco aire de la mañana y asoma con timidez el cálido sol, se asoma sobre las lejanas cumbres queriendo sorprender el plácido despertar y frente a él descubro mi larga sombra sobre la llana campiña, sombras, sombras personales como restos de vivencias que ya no existen..., quizás por ello son tan oscuras imágenes sin relieve alguno y que siempre caminan tras nuestros pasos sin querer vivir en la luz, solo descansan en la noche donde nos envuelven en su oscuro manto...
Luce el sol en el despertar diario y la vida se activa..., quieto en mi soledad, solo miro el milagro de la vida, y hay tanta vida a mi alrededor... desde las pequeñas flores que se abren ofreciendo lo más hermoso de su ser, hasta la multitud de pequeños animales que reciben la precisa energía para vivir hasta el próximo día... y abro los brazos al sol y siento ganas de gritar, gritar..., solo el silencio me acompaña... y mi larga sombra frente al cálido sol me anuncia un nuevo día por vivir, el cariño de un nuevo beso en la mejilla, el entrañable aroma del café..., respiro hondo, un nuevo día por vivir.

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