miércoles, 18 de marzo de 2009

Sin prisa.

Cuanto miedo me produce la indefensión de la ancianidad, cuanto rincón deshumanizado acoge a seres que solo son presencias, apenas desdibujados seres que tras entregar toda su vida a otros seres reciben... soledad, la forma más cruel de esperar la liberadora muerte, no hace mucho y de forma casual, vi el amplio documental de la muerte programada de un anciano matrimonio que de forma responsable así lo decidieron... y vi dignidad, vi amor y unas tremendas ganas de acabar juntos como habían vivido toda su vida..., nuestras manos estaban unidas y simplemente nos besamos.
La vida en su pura expresión de vitalidad nos arrastra en sus múltiples engaños, no vemos, solo intuimos los caminos de nuestras vidas y así corremos y corremos hasta que un buen día descubrimos un entorno maravilloso que solo nos ofrece belleza, que siempre estuvo frente a nosotros y que no supimos valorar en modo alguno... solos con la vida, sin engaños, que nuestros pasos no tengan dueño, el ayer y el hoy, sentado bajo la eterna morera solo recojo el más dulce de sus frutos... el pequeño espera tras su sonrisa, no tiene prisa...

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