lunes, 9 de marzo de 2009

Ayer y hoy...

¡Mañana!, siempre mañana, algo que solamente existe como buzón de nuestras esperanzas, de nuestros más vehementes deseos, objetivo de nuestros esfuerzos, ¡mañana!, aplazamiento del final de nuestras desdichas..., las alegrías las vivimos al instante en que vibramos por ellas, las vivimos ahora, si toca, las alegrías son latidos frescos en nuestras mentes, no vivimos en un mañana sino que vivimos en un hoy, ahora..., las soluciones para mañana y resulta que el hoy es el mañana del ayer... y el ayer solo es el recuerdo de unos ya vividos hoy.
La madurez nos proporciona una visión tremendamente objetiva de nuestras propias vidas y de los valores que las conformaron, simplemente gozamos de las condiciones precisas para apreciarlas y solamente necesitamos ver, escuchar y sentir el latir de nuestro entorno... quizás sintiendo seamos capaces de oír el llanto escondido tras la risotada o apreciar la sabiduría de un silencio tras la amable sonrisa... y cuando nuestros brazos abiertos sean llenados de afecto como amado refugio de un niño, quizás entonces sabremos que nuestro vivir de un lejano ayer germinó en un tan hermoso hoy... y mañana...

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