miércoles, 22 de febrero de 2017

Mi tierra.

Acaso no sepamos oír, ni ver, ni sentir y sin embargo bajo nuestros pies está la misma tierra que existió virgen, ligeramente cultivada y escasamente hollada hasta cinco generaciones atrás que dieron contenido a este lugar..., cuantas cosas podría decirnos de aquellas ilusiones que impulsaron a la joven pareja a edificar su amplia casa, esperanzas que la vida fue modulando con un destino ya marcado y sé de la historia familiar, amo este lugar porque en el está la esencia de cuanto he amado y amo, no necesito más que saber que la vida pasa, lenta, lenta como dando tiempo para amarla y sobre todo sin olvidar que aquí muchas ilusiones se iniciaron, se desarrollaron y acabaron en el ciclo de la vida que todos tenemos asignado, me siento feliz, siento mi tierra tanto como el árbol en sus raíces, siempre tras un sueño que de contenido al próximo día...

¡Qué sola, tierra, sin nosotros!
Es posible que sea el alma,
vagabunda por tu ladera,
la que se sienta solitaria.
Hoy es mi pie el que te recorre.
Paso a paso te desencanta.
Más de cien años de tu sueño
sobre la tierra reclinada.
Más de cien años sin nosotros,
encadenados a otras albas.
¡Que triste, tierra, sin nosotros!
Es posible que sea el alma,
vagabunda por tu ladera,
la que se siente solitaria.      (fragmentos de J. Hierro )

Y ese cariño que nos encadena a la misma tierra que conoció nuestros primeros pasos, esa misma tierra que cubrirá nuestra eterna ausencia, esa misma tierra que seguirá con nuevos pasos, nuevas ilusiones...

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