martes, 31 de mayo de 2016

Llamó a mi puerta...

Casi todos los días cruzábamos nuestros caminos, siempre había unas amables palabras previas a una despedida hasta el día siguiente..., muchos años, ya no conducía su viejo coche, sus limitaciones eran tan manifiestas que retornaba a su hogar de toda la vida con tremendo esfuerzo para su anciano corazón, la gran casa en mitad del campo allá donde su familia creció..., muchos años pasaron hasta decidir vivir en la gran ciudad y nunca se integró más allá de sus árboles y animales, acaso su carácter nunca encajó fuera de su espacio vital y como él decía, el silencio del campo te permite oír el paso de la vida, nada que ver con las calles abarrotadas de ruidos, prisas y silencios humanos..., hoy llamó a mi puerta con la infantil excusa de darme una carpeta de gestiones ante el municipio y supe que sus palabras sonaban a despedida definitiva, su viejo corazón le estaba abandonando y yo recogía su adiós, su último y único abrazo me ofrecieron el silencio de unas lágrimas que acaso le impedían ver su casa de toda la vida, la vida traerá otras vidas a su casa de siempre y voces infantiles poblarán su gran espacio..., siempre será la casa de su vida. 

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