domingo, 16 de febrero de 2014

Viejas páginas.

Buscamos aquello que consideramos parte esencial de nuestra vida y casi siempre lo hacemos dentro de las reglas del estúpido juego de la vida social que nos aboca, una y otra vez, al profundo agujero de la negación de nuestro íntimo ser. Cada día que pasa recuerdo con más fuerza mis viejos ideales de paz, de amor y de lucha, me duele el ver donde quedaron los jirones de tantas cosas que consideré como irrenunciables y que pasado el tiempo..., un viejo reencuentro con el pasado, ninguna palabra sonó en nuestros ya viejos labios, solo una profunda mirada fue suficiente en el casual encuentro, sus niños, mis niños, solo recuerdos, recuerdos y más recuerdos, ningún deseo de clasificar lo que ya no volverá, existe la ilusión como alimento de nuestras vidas, la zanahoria en el extremo del palo, quizás estoy cansado de tantas mentiras que solo nos proporcionan daño, quizás ya no quiero pelear, quizás ya solo quiero el cariño de un niño que escuche mis viejas historias, quizás estoy gritando el miedo al silencio, al eco del vacío, a la simple nada y volveré a besar la fría piedra del recuerdo, de la ausencia presente, sonreiré a la vida, la larga noche dejará un rayo de luna en mi almohada y sabré que no camino solo, mi vida, solos tu y yo.

1 comentario:

AIRE dijo...

Lo esencial del ser humano no se ve. Sólo pocas veces se encuentra sin pensar.
¡Ay! Los ideales de la juventud y sus luchas; otros las seguirán. La historia siempre se repite.
Las ojeadas al pasado nunca son como esperamos, podemos encontrar estatuas de sal.
Quizás no sean buenos tiempos para la lírica, pero lo imprevisible de la vida no siempre tiene que ser nefasto. Sin nuestros recuerdos y vivencias no seríamos lo que somos. Sonríe, habla, grita, escribe, no lo haces al vacío. Se te escucha y comprende. Y no es la nada, siempre hay algo. Sonríe, sonríe.... Por favor.