miércoles, 28 de octubre de 2009

Ensayo de un deseo.

Algún día me iré..., pero aquí quedaran mis restos, quedaran porque soy de aquí, y no deseo formar parte de un mural de reliquias donde cumplir ritos no siempre deseados, recordaré cada momento de este lugar, de este puerto, pero mi deseo... solo el que afectuosas manos recojan mis últimos restos para lanzarlos al aire del Moncayo, allí donde el viento se torna recio cierzo, allí donde el viento desciende por sus laderas en busca del suave valle, allí donde el cierzo se perfuma entre jaras y tomillos, allí donde entre los flexibles juncos se pasea en un eterno abrazo de la tierra y el agua, y quiero que el viento me lleve hasta sentirme libre como el águila sobre las nubes, recordare cada silencio de esta mi tierra eterna, no olvidare las calles, tampoco olvidaré el cielo...y en el viento llegare a ventanas queridas donde dejare un beso en el vaho del cristal y no olvidaré tu brisa que le dio paz a mi alma, que le dio un sentido a mis hechos.
Me iré mañana tal vez, me iré con tu recuerdo, me iré con tu amor en el silencio, el silencio que dejaré cuando pase el tiempo, me iré mañana tal vez, o tal vez... mañana me quede.

2 comentarios:

LuisGB dijo...

Has dibujado otra dimensión y me ha dado vértigo

Anónimo dijo...

Seguramente lo habrás escrito con una sonrisa y sé que dices de amor
y de libertad. Tu rotundidad sabe
de grito a la vida, a esa vida que
afrontas con una eterna sonrisa.
Un abrazo de fru-fru.