viernes, 29 de mayo de 2009

Veintinueve de mayo.

Aquí estoy esperando plácidamente la hora del acto programado para hoy...,¡en fin!, ni estoy tranquilo, ni estoy plácidamente esperando, ni, ni... lo que estoy es nervioso y ello no deja de sorprenderme, será por que me estoy haciendo mayor y solo el reconocerlo me emociona con esa alegre emoción que humedece los ojos..., resulta difícil el explicarlo, solo se siente y ya esta. La casa ha recobrado por unas horas a todos sus hijos y he vuelto a ver a mis pequeños alborotando con su alegría el ámbito familiar, tantos recuerdos se agolpan en mi mente... tantos pequeños detalles que fueron quedando atrás, tantos como los pasos del camino de sus vidas, caminos que correrán parejos a otros caminos en común felicidad y su segura felicidad nos hará felices a quienes en verdad les queremos.
Tengo grabada en mi mente la imagen de la novia avanzando hacia el altar con el contraluz del pórtico a su espalda, y veré la emoción contenida del ayer nuestro pequeño niño y hoy ilusionado hombre viendo llegar a su blanca y radiante novia, su compañera del alma, la ilusión de su vida... y también veré y recordaré a otra pareja ilusionada con una nueva vida que comenzó hace años ante este mismo altar, y ha valido la pena...

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