lunes, 18 de mayo de 2009

Agua.

En un caluroso día del pasado verano, sobre mi mano cayó una bella gota de agua y me dijo:
¡gracias!, gracias por tus sentimientos y por tus deseos de felicidad, mientras trataba de guardarla en mi sorprendida mano..., se deslizaba entre mis dedos en busca de otras gotas, de un mar de gotas donde acrecentar su ser..., yo no dije nada, solo sentí la seguridad de su destino feliz, destino compartido con el impetuoso riachuelo que se tornó en un plácido remanso para acogerla entre los suaves murmullos de su cauce, cauce abierto a tantos y variados recorridos que aportan sabores de otras laderas, colores de otras praderas, olores de otras primaveras... y en vuestra común fortaleza saltareis sobre las rocas y paseareis en la llanura... sois vida latente, sois fuerza en vuestro cariño, sois felices... nos hacéis felices y os queremos.
Dos gotas de agua brillan bajo la luz de la luna, dos gotas de agua sobre un río de plata...

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