lunes, 19 de enero de 2009

Una fría tarde...

Volví a caminar por la gran plaza del Pilar, era media tarde y el viento frío del norte invitaba a caminar apresuradamente, juntos caminábamos hacia la gran puerta que en su penumbra nos acogía en su ir y venir de tantas personas, en un ir y venir con el deseo de ver o el deseo de volver a ver el camarín de la virgen del Pilar..., no sé los sentimientos de los demás al caminar por el interior del Pilar, solo veo respeto, a partir de ese respeto cada uno añade su sentir más profundo..., cuando menos, el recinto provoca unos momentos de reflexión, un ahondamiento en donde nos duelen las cosas de verdad, un mirar hacia una imagen centro de tantas y tan variadas miradas..., no seré yo quién ponga nombre a la espiritualidad del ser humano, que más da el nombre, lo incuestionable y lo más importante son los sentimientos, ellos son los que mueven al ser humano, tanto culto al ser humano y no vemos lo inhumano del proceder del hombre para si y para los demás..., atrás queda el Pilar y en mi interior una agradable sensación de paz...

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