martes, 6 de mayo de 2008

Siempre contigo mamá.

Aún resuena el sonido de la sobremesa familiar, lleno de múltiples timbres de voces alegres, variadas, delatoras de sensaciones, ánimos, pero todos unidos con el mismo fin.
Aquellos pequeños que pasado su tiempo salieron a buscar nuevos abrazos, distintos susurros, otros ojos en los que sentir el vértigo al mirarse en ellos, nuevas ilusiones, nuevas metas por alcanzar, nuevas vidas por desarrollar, pero no se han ido, solo han crecido y vuelven con sus sueños, con sus realidades. En la sobremesa la madre sonrie mientras pregunta como solo una madre lo hace. Sus niños han crecido, pero son sus niños, por siempre.
Ha llegado la noche cargada de silencio y en esa lectura de lineas amigas aparece un breve poema que ambos conocemos y sentimos como propio:

CONTIGO de Luis Cernuda.
¿Mi tierra? / Mi tierra eres tú.
¿Mi gente? / Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte / para mí están adonde / no estes tú.
¿Y mi vida? /Dime, mi vida / ¿que es, si no eres tú?.

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