Los nuevos jubilados pronto descubrimos lo frágil que es la vida y más cuando lo percibimos en nuestro entorno de afectos. Los conocidos, los amigos, de pronto todo el mundo toma medicinas para tal o cual problema de salud y en las tertulias cada vez se habla más de salud, parece que algunos pacientes gozan incluso de tomar más pastillas, se ufanan incluso de estar peor que los demás, todo esto forma parte de un ritual generalizado y que en mi opinión solo transmite miedo, mucho miedo inconsciente a una sociedad que solo apetece de "activos" y a la que muchos no saben dejar atrás.
Lo más temido es la desaparición de seres queridos, de nuestra edad, que poco a poco la vida va cercenando a nuestro alrededor hasta el punto de hacernos sentir la proximidad del fin.
Pero no todo es tristeza, hay muchas alegrías, muchísimas y cada una de ellas es una hermosa ocasión para disfrutar de la vida, para luchar por ella, para sentirnos útiles, para hacer felices a quienes de verdad nos aman, para al fin mirar frente a frente a la vida, sin miedos.
Hoy ha amanecido y como dice el juglar: ¡Va a ser un gran día!.
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