viernes, 9 de junio de 2017

Silencio...

Simplemente surgió la necesidad de acceder a las tumbas de los familiares, sin decidir el momento, solo dejarte ir allí donde el alma te lleva hasta recorrer los nombres grabados en la dura piedra, eternos surcos donde los dedos solo son testigos mudos de ausencias que nunca volverán..., solo, donde poder decir tantas cosas a las que nadie responde, donde el tiempo pasa como mudo testigo, amores, cariños, caricias, promesas, sueños..., sentir el vacío y la total soledad entre cuatro paredes blancas, silencio, solo la suave brisa acaricia las tímidas flores de sentidas ofrendas a quienes fueron la alegría de nuestras vidas pero que ya no volverán..., dejaron tantas cosas que nos recuerdan su vida, nos dieron su vida como un hermoso legado de cariño que vamos aportando a quienes siguen nuestros pasos entre alegrías, ilusiones, afecto, calor familiar donde sentirnos más o menos amparados en el cariño de nuestros pequeños dejando pasar los días más rápido de lo que deseo, quizás solo sea el tic-tac de mi vida que unos días anda feliz con esta plácida vida y otros precisa recordar lo mucho que ya quedó atrás, pero siempre existe un bálsamo en forma de nietos que tiran de nosotros sin compasión y nos dan su inmenso cariño.

..... Sí, morir fuera esto, 
      un recordar tranquilo de la vida,
      un contemplar sereno de las cosas,
      cuán dichosa la muerte,
      rescatando el pasado
      para soñarlo a solas cuando libre,
      para pensarlo tan presente eterno,
      como si un pensamiento valiese más que el mundo.   ( Luis Cernuda ) 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dulce y eficaz bálsamo el que procuran los nietos.
Y... si, ¡como tiran de nosotros!.
La vida se torna más liviana, gracias a ellos y nosotros más felices.
La naturaleza, supuestamente sabia, nos da pero también nos quita... supongo que tiene que ser así, ya que no existe posibilidad de contrariarla.
Un abrazo.