martes, 26 de julio de 2016

Volveré.

Abandoné con la ira de quién deseaba retar al cielo y no encontré alivio, abandoné con la mirada puesta en las nubes y acaso las lágrimas no me dejaron ver las estrellas, acaso abandoné tantas cosas en un irrefrenable deseo sin saber hacia donde huir pero lo cierto es que hoy la aceptación de la injusta vida me lleva hacia una paz donde cabe el amor en su pura esencia, necesito volver a sentir aquel amparo espiritual del que renegué, deseo ver y oír a quienes en su día ofrecieron su vida al servicio de otras personas necesitadas de tantas cosas, su labor es una eterna sonrisa hacia quienes llegan hasta ellos buscando lo que la vida en su mínima expresión les negó..., no hay ira, no hay protesta, solo unas manos que ofrecen todo cuanto tienen y la vida se desgrana entre la luz y la sombra, ya solo cuenta aquello que es posible, el espíritu verdadero está entre quienes arrastran sus pies por el polvo del camino y más aún entre quienes ayudan a caminar. Siento el aire fresco de la mañana mientras el sol se despereza en el horizonte, siento la vida dentro de mi, siento la vida sin miedos pues ya regresé de mi propio infierno, tengo ganas de volver sin ira y con la mirada limpia para poder ver y ofrecer lo mejor de mi. Los monjes de San Antonio y su callada labor social, su iglesia, eterna referencia desde mi ya lejana infancia, lugar de reencuentro al que volver y sentir tantas cosas...

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Verdad que es duro?, pero eres fuerte y una vez más sabes adonde vas. Fru-fru.