jueves, 6 de agosto de 2015

Preparando la siesta.

Ya no existe miedo ante la vida, ya solo queda el sentimiento del padre que poco podría hacer en el futuro de su familia, la vida en su lógica progresión nos enseña a tender las manos en la enseñanza de los primeros pasos y esas mismas manos saben decir adiós llegado el momento de cada ser, no es pesar, solo es el saber donde esta cada uno  en cada amanecer de nuestras vidas y todo tiene el sabor especial de vivir cada momento como algo nuevo, preciso y que no volverá a existir con la exactitud del presente..., ¡así es la vida!, no cabe comparar con hechos que son historia, mejor dejar que su dulce sabor se diluya y disfrutar los sabores del ahora, acaso agridulces ya que son sabores que no elegimos..., también tienen su encanto ya que llegan por cualquier camino y ello nos sorprende, alegra, nos emociona, ¡que más da! si ello nos ayuda a seguir viviendo nuestro caminar, pasos que nos acercan, pasos que nos alejan y todos tienen distinto sabor  en la riqueza de sentimientos que poseemos, pobre de aquél incapaz de sentir ya que ignora que quizás este muerto aún sabiendo que su sangre alimenta su vida. Ombligos al sol, limite visual del origen de la vida y de los sueños..., ¡dios, dios!, ¿donde está mi sombrero?, solo es agosto y hace calor, sudan las ideas en un baño onírico que al menos me hace sonreír, eso si: a la sombra y con botijo, ¡coño con la mosca!...

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