sábado, 12 de julio de 2014

Dulce pereza.

Este mes, julio, siempre ha sido especial a lo largo de mi vida, ha sido y es denso en fechas familiares, algo desparramado en contra del orden y rutina de otros meses que pasan sin apenas dejarse notar, además tengo la sensación de que los cambios se plantean en este mes antesala de agosto al que no tengo ningún cariño especial, solo son sentimientos que dan forma a nuestra vida y quizás sea también el juego del ¡hasta luego!, sustituido por el ¡cuanto tiempo sin verte!, lo cierto es que me invade una negativa pereza, negativa por el simple motivo de que existen atrayentes alternativas y sin embargo sigo enrocado en mi personal pereza, días atrás , paseando o arrastrándome en mi recorrido habitual, creo recordar el que me adelantaron dos caracoles y juro que iban de cháchara..., la pereza, bebida fría sobre la mesa, despatarrados sobre la cómoda silla, una profunda conversación del habitual: ya ves tú, si pero cuéntalo tú que a mi me da la risa, mejor nos echamos unas risas, total ya conocemos el final..., siempre hay momentos alegres, felices, contrapunto a la pesadez mental, siempre hay unos momentos donde ofrecemos lo mejor de nosotros mismos a quienes nos acompañan, acompañamos o simplemente nos reflejamos en unos ojos que no precisan de palabras, solo una sonrisa en el dulce atardecer..., suenan las palmas ¡coñ. con los mosquitos!.

No hay comentarios: