martes, 27 de abril de 2010

¡Mamá!

Siento tus manos cansadas en tus lentas caricias cargadas de amor, siento, solo siento al recordar al niño de mi interior..., siento, siento tantas cosas de tu ausencia... el rumor de tus palabras en el aleteo de tus manos sobre mi confiada cara, siento el cálido refugio de tus abrazos ante mis temores, siento tu expresiva mirada que en el silencio de tu voz gritaba tantas cosas, siento tu querer de mis tiernas andanzas y ahora solo recuerdos entremezclados con el hoy donde otras voces infantiles alegran la bella primavera, otra voz de confiada mirada en unas manos que le acarician, le abrazan y en esa dulce nube de caricias descubre el mundo, los juegos y tantas cosas que van llenando su pequeña vida..., siento envidia de tu vivencia maternal en ese juego de la vida, ser madre es una dura experiencia compensada en el inmenso amor entre tú y él, lazos de afecto llenos de un decir sin hablar, de un acariciar sin preguntar, de un vivir infantil donde un te quiero solo se dice con un ¡mamá!.

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