martes, 28 de abril de 2009

Atardecer.

En el suave atardecer los oblicuos rayos de sol atraviesan mi ventana en una muda promesa de volver al alba, perezoso atardecer donde las aves vuelan sus últimos recorridos en busca de su descanso, empujadas por el suave cierzo vienen y van en sus confiados vuelos..., sobre mi regazo descansa indolentemente abierto mi libro amigo a la espera de que mi mente regrese de su virtual vuelo a lomos de la imponente águila que describe su majestuoso vuelo frente a mi ventana..., todo son ventanas qué nos ofrecen diversas sensaciones, quizás sea precisa una cierta predisposición a ello, a despertar nuestra capacidad de sentir en libertad, dejando a un lado los tremendos condicionamientos que en mayor o menor medida nos aprisionan en una actitud "colectiva"... lo cierto es el miedo que tenemos a ser nosotros mismos, a ser transgresores de lo cotidiano, nuestros ojos, nuestras mentes, nosotros, somos individuos especialmente irrepetibles... y muy temerosos, hasta el punto de temer el abrir la ventana de nuestro interior... y sobre todo el vernos tal y como somos..., hay ventanas que tapamos con hermosas cortinas... solo leves tejidos que atenúan nuestros miedos...

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