viernes, 25 de agosto de 2017

Caminamos.

... un final de agosto lento, denso, desgranando los días con la pereza que nos hace sentir lejos los primeros días de un septiembre en los que anidan viejos deseos de encuentro con todos aquellos compañeros de viaje en nuestra vejez, acaso sentir la alegría de un abrazo, el cariño en un simple apretón de manos, el mirarnos sabiendo de una amistad sincera, no sé cual será el rumbo de este curso pero sé que necesito volver, necesito sentir, preciso el sentirme vivo y no estoy abandonando las raíces de mi vida solo necesito sentir más allá de lo cotidiano, sentir esas voces amigas tan cercanas como una caricia, al fin y al cabo es la salsa de esta "tercera edad" y que nos ayuda a sentir la alegría de vivir fuera de nuestro entorno familiar.  Añoro el café previo al desarrollo de los cursos, parecemos niños ilusionados con nuestra última radiografía médica o la analítica de anteayer, el tiempo tiene otro ritmo donde el sabor perdura y el mañana es una cercana ilusión en nuestras vidas sin olvidar a quienes quedaron en el surco de la cotidiana esperanza...

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