lunes, 20 de julio de 2015

Estar, ser.

Abrazos, palmoteo de espalda cual sacudida de polvo, abrazos como se abraza un cactus, como se abraza a un apestado, abrazos sin cariño definido, solo fingido y que suena a insulto, a rechazo, "abochinau" o jorobado al que solo se le abraza ligeramente la joroba para frotarle un décimo de lotería ( dicen trae suerte), "cloched" con la espalda arqueada por la edad, abrazos..., escasos abrazos sinceros y afectuosos, abrazos de caricias cariñosas que no precisan de palabras, un instante de mutuo abandono en los brazos ajenos.
De ahí la necesidad de protegerse con el "ruido" de la compañía, del estar juntos por inercia o por costumbre, del hablar sin nada que decirse.
El ser humano precisa la soledad para un encuentro personal, para ser es necesario el poder estar solo. Así como la soledad no deseada puede producir angustia, la pareja puede convertirse en el paraguas que la proteja obsesívamente de ella y puede llegar a ser un elemento que altera a sus componentes, la pareja debe hallar una forma de vivir su silencio  en compañía y en libertad como resumen de una relación de respeto y de confianza.
Te abrazo, me abrazas, se que eres y estas.

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