lunes, 8 de septiembre de 2014

Efímera amistad.

Hace calor, dormito frente al televisor en un ejercicio de estúpida perdida de tiempo ya que no escucho al político de turno que entre anuncios de bebidas y compresas de endiabladas formas, repite una y otra vez la consigna de su opción política, no estoy solo, una y otra vez vuela sobre mi digna persona una pequeña mosca que no debe ser de este país ya que no muestra el mínimo interés sobre la economía nacional, tras captar mi atención, la muy osada se posa sobre mis rodillas, suavemente, de espaldas al televisor como si lo que se cuenta le importase menos que a mi, le acerco una pequeña gota de bebida a la que se acerca sin temor alguno y no puedo por menos que llegar a la conclusión de que esta mosca es apolítica o muy inteligente ya que sabe lo que le interesa, recuerdo una famosa pregunta: si miles de moscas acuden a una boñiga,¿quiere esto decir que la boñiga es buena?..., bien, esta mosca se salva ya que al menos a conseguido sacarme de mi particular sopor, abro la ventana y el fresco anochecer nos invita a salir, allá arriba brillan las estrellas, aromas variados y suaves sonidos llenan la noche, creo que la mosca me ha tomado cariño y no cesa de revolotear frente a mi cara en una ya pesada actitud, triste ironía del destino... ¡me abandonó por la farola más cercana!. Regreso  a casa, a mi cama, pero antes pulverizo insecticida... ¡yo no perdono!. 

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