lunes, 5 de mayo de 2014

Decir adiós.

Creo que existen pocos hechos menos previstos que el resultado de un relajado paseo entre los numerosos estantes de una cálida biblioteca, tan distintos, tan parecidos en sus lomos, una invitación a la búsqueda indeterminada y más en la sección "narrativa" donde la variedad roza la exageración..., una anciana señora, a mi lado, acarició un viejo volumen ya un tanto ajado por su reiterada lectura..., me aconsejó su lectura sin apenas mirarme, diciéndome: El final de la vida siempre nos sorprende, nunca estamos preparados y ciertamente sabemos que llegará. Tomé el libro, al ojearlo sentí la creciente necesidad de su lectura y con él en las manos salí lentamente a la bulliciosa calle donde cada pocos pasos me hallaba parado leyendo fragmentos de páginas abiertas al azar, no es lectura de lamentos, solo de enorme cariño hacia quienes quedan atrás y que el paso definitivo puede ocasionar molestias, al fin y al cabo para quién se va...
Puede ser una simple circunstancia cotidiana pero no dudo que gracias a ella ese día tomó una relevancia especial, el libro aporta aspectos que conocemos pero que pocas veces hacemos referencia de ello, quizás necesitamos oírlo, leerlo, recordar, sentirlo, todo a nuestro alrededor nos habla de vida, incluso destinamos dinero para nuestros funerales, solo gloria y exaltación de nuestra memoria, en los que por cierto, solo seremos los convidados de piedra, ¿una alternativa?: organizar una alegre fiesta.

1 comentario:

AIRE dijo...

Creo que no se prepara a las personas para los acontecimientos que marcan nuestras vidas, al menos en esta sociedad hipócrita y materialista.
El nacimiento de un nuevo ser, la muerte de otro, el eterno retorno.
Puede sonar extraño decir que no hay que temer la muerte, que sólo es un periodo que termina; dejamos este ropaje que tanto pesa sin ser conscientes, para formar parte de la ingravidez y la ausencia de los sentimientos para alcanzar la "PAZ".
Siempre pensé que sería más idóneo que se reuniera la gente que de verdad nos hubiera estimado, tomasen algo y escuchasen "nuestra música" porque ya habíamos saltado el muro final. Ellos tendrán que seguir un tiempo más. Mejor, si les queremos, que sea con alegría en lo que les quede.
Tu idea me parece coherente.