lunes, 23 de enero de 2012

Un juego.

La vida, un juego tan serio que pasa sin hacer nada, acaso lo justo para seguir jugando, caminar hasta agotarse para aprender lo poco útil de este siglo lleno de chatarra y crimen.
Quizás solo el humor permanece, quizás solo la ternura se aproxima a la verdad que solo el amor podría salvarnos..., en este juego de la vida se pierde siempre.
Qué vida más extraña y que torpes jugadores, es tan breve la partida y tan inevitable que la vida arrase con todo aquello que apostamos, indiferente a nuestros gestos de ilusión o de esperanza. Poco más, agradecer tus ojos limpios y tus pies firmes que pisan junto a mi, sin palabras saber que mi vida no tiene ventanas, ni puertas, ni rejas que te impidan llegar a mi, solo sentir tu suave caricia en ese gesto, en esas palabras que solo buscan el sentir tanto cariño malogrado en estúpidas palabras que prodigan quienes viven de cada uno de nuestros latidos..., la vida, la persona, la mirada, una mano en la mejilla y una suave sonrisa preñada de cariño..., permiteme puta vida decirte que esta partida la gano yo.

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