martes, 2 de noviembre de 2010

Sin un adiós.

Solo es una referencia afectiva en el recuerdo ya que no existe nada que sea una respuesta cierta a nuestro sentir, cubrimos su nombre con flores, frotamos su nombre en un gesto vacío en la certeza de la ausencia, y como dice el poeta: ni siquiera tengo una oración que morder... días de encuentros de seres con una misma tarea, de tantas falsas alabanzas de seres que nunca conocieron realmente al ausente y que en su insistencia intentan provocar unas pocas lágrimas que satisfagan su pobre sed de morbo... y le agregan una mísera flor recogida bajo su paso como detalle de su afecto... nunca vuelven a comprobar la ausencia de su ofrenda, como siempre he preferido visitar mi recuerdo en mi buscada soledad donde no son precisos los gestos ni las palabras, solo mi mano sobre tu nombre, una lágrima sobre tu rosa favorita... tú y yo sabemos de verdades sinceras... tú y yo no tenemos un adiós, solo un hasta luego...

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