martes, 27 de julio de 2010

Tras de ti, la paz...

La calma te precede como un dulce vacío ante tu llegada... aún son lejanos tus sones, graves, profundos, la noche te acompaña en tus estallidos de luz y sonidos, lejos, como tambores que avisan de tu llegada y te siento en mi como algo que no temo, ¿que puedo temer?, solo esperar tu llegada para verte en todo tu esplendor, te admiro como algo sobrehumano, incontrolable en tu fuerza, magnífica en tu ser ..., te conocí en plena montaña rodeado de tu fuerza y tras el temor inicial descubrí que no valía la pena temer tu paso ya que solo ocurriría lo ya previsto, te sentí tan intensamente que creí formaba parte de ti...
En ocasiones mi amada soledad me hace bajar en un torbellino de recuerdos que la vida había sumergido en un profundo y plácido lago donde la superficie solo reflejaba el ahora que yo veía sintiéndome pájaro en libertad sin saber que mi auténtico yo estaba en el fondo de mi particular lago, saberlo me proporciona la fuerza intima de conocerme y vi mi joven imagen calada hasta los huesos, inmóvil y feliz de haberte conocido en tu plenitud de tormente estival, desde entonces te intuyo y escucho tu llegada vieja amiga que traes tras de ti la hermosa luz de la calma, la paz de los colores del arco iris, la paz... en ella espero.

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