sábado, 19 de septiembre de 2009

Tiempo de retorno.

Todos regresamos al lugar de donde salimos, el regreso lo hacemos con deseos cumplidos y con otros sueños menos afortunados, seguirán siendo ilusiones que nos harán soñar y llenarán de contenido nuestro caminar tras ellos.
El verano se acaba y desde su indolencia festiva caminamos al encuentro del suave otoño que nos aguarda como un inicio de nueva actividad, como un reencuentro con la realidad, como una valoración de nosotros mismos en busca de saber con que fuerzas contamos, con la sombra de un temor de tanto infortunio que la ruleta de la vida reparte, con la alegría del contemplar nuevos pasos en los seres queridos.
Caminar, una constante en nuestras vidas, caminar tras sueños, utopías ansiadas, brotes por los que somos capaces de todo..., el ser humano en su búsqueda constante de un mundo soñado y en su rápido pasar va dejando jirones de una vida sencilla y real que por verdadera en ocasiones, demasiadas, menospreciamos..., pero siempre tratamos de regresar al origen para reconducir nuestras vidas, a la verdad, al otoño reflexivo, al aprecio de lo conseguido, al centro sincero de nuestras vidas..., nuestra obra, nuestras vidas.
Suave retorno al encuentro otoñal, la cigarra ya silencia su canto y la hormiga, en su silencio, acarrea su provisión invernal...

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