martes, 9 de diciembre de 2008

Amedia tarde...

Es fría la tarde, fea y desapacible, es una de esas tardes en que ni siquiera estás cómodo en tu asiento habitual..., la tele, para qué?, intentas la lectura y solo consigues el que las letras bailen ante tus ojos, entonces escucho unas notas musicales que forman parte del inicio de una bonita melodía creada para dar la bienvenida..., es preciso estar muerto para no sentir la aceleración de la sangre en las venas, es una incitación al rock, ¡bienvenidos! de M. Ríos, rock ibérico sin necesidad de balbuceos de frases incomprensibles en un rufianesco inglés, esas notas que de forma creciente te inundan hasta sentirte vital..., como tantas veces, escuché el concierto en su totalidad..., ya no me importaba la tarde, solo sentía, recordaba aquellos años, solo recordar y pensar lo que duelen los recuerdos, vivencias recordadas en la certeza de una lejanía agrandada por el paso del tiempo..., sentí nostalgia..., dejé que mis manos buscasen al poeta de la pampa J. Cafrune, su voz rota por la verdad de su canto libre, canciones..., una mano amiga se apoyó en mi hombro y mi mano sobre su mano...

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