viernes, 30 de septiembre de 2016

Feliz realidad.

¡Bienvenido a la vida!, lo primero que he conocido de ti ha sido tu voz en tono de llanto, fuerte y con energía no dejando dudas de que estabas reclamando tu lugar y viendo el plácido abandono en el abrazo de tu madre no pude evitar el recuerdo en que una y otra vez me enterneció el milagro de la vida. Sueñas el como será en el deseo de que llegue a tus brazos, sueñas la ilusión de unas imágenes borrosas, sueñas..., la nueva vida late en tus brazos y la espera desaparece en la catarata de los olvidos, has acariciado cada poro de su piel, aspirado su olor, besado hasta llorar la emoción de la espera consciente del tremendo cambio en vuestras vidas tanto como un antes y un después..., ha llegado a tus brazos un pedazo de tu vida, de vuestras vidas y se ha convertido en el centro de todas vuestras ilusiones, lo veremos sonreír y un buen día oiremos un ¡mamá!, lloraremos en la alegría y sufriremos en sus penas, pasaran los días en que nuestros sueños queden atrás tanto como el de ser abuelo, miro a mis hijos y a sus hijos, siento muy dentro de mi la plena alegría de compartir sus vidas, quizás no exista mejor motivo para vivir una vida en plenitud familiar, algarabía infantil y adulta, más ¿existe algo mejor?..., el futuro es una desconocida ilusión que en modo alguno debe condicionar nuestro hoy, nadie sabe más allá de nuestros deseos y menos condicionar nuestras alegrías para un mañana que está por venir, que un bebé se aferre a mi dedo va más allá de la simple emoción. 

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