lunes, 6 de junio de 2016

Entre páginas.

Me creía dueño del mundo / y no era dueño de mi mismo.
Bebí, como un vino de siglos / la fugacidad del minuto;
la nube que aprende a trazar  / su alto vuelo maravilloso,
el ancho cielo donde otoño / tiende su púrpura fugaz;
la mar que despliega el azul / y lo quiebra en blancos y en oros;
la tierra que dobla su lomo / abrumada de plenitud.

No era mi reino. El que duraba / lo llevaba dentro de mi.
Miré hacia adentro. Supe. Vi; / mi reino lo llevaba el agua.
Y cuando nada queda. Cuando / se sienten ganas de no ser,
cuando el mágico atardecer / enciende el álamo lejano,
se quiere huir, se quiere entrar / en la noche definitiva.
Hay que luchar. Sangra la herida / y ya no se puede luchar.

Como puedo querer huir / a mi noche, mientras exista
algo bello, por lo que un día / hubiera querido morir.
Lleva mi reino al agua. Mira / se lleva lo mejor de mi.

( Esfínge interior ) J.Hierro.

1 comentario:

AIRE dijo...

Magnifica la lectura.
Gracias por las felicitaciones. Todavía me parece algo irreal, como imaginado.
Tu ya tienes experiencia como abuelo, para mi será algo nuevo. Creo que la vida es indulgente conmigo y me envía energía nueva en forma de pequeñas vidas.
Un sincero abrazo.