jueves, 28 de abril de 2016

Llueve, llueve...

Soy de espacios abiertos donde la naturaleza se ofrece en todo su gran esplendor, aquí sentí plenamente la vida, el crecer de la familia, el viento en la ventana, el llanto cercano y las risas de unos niños que aprendieron a vivir en una libertad llena de cariño, sintieron la fresca hierba en su entorno, supieron de la vida animal desde el respeto, sintieron la lluvia sobre sus rostros, vivieron, viven, sus hijos pisan, sienten y sentirán bajo sus torpes pasos todo aquello que ya forma parte de nosotros..., cada esquina, cada árbol, cada una de las piedras que pequeñas manos han movido tantas veces, cierro los ojos y siento la vida junto a mi, cierro los los ojos y quiero abrazar cuanto mi mente recrea, te estoy gritando y mi voz no suena..., las golondrinas han regresado y nos dicen de su alegría por volver al lugar donde aprendieron a volar, sus viejos nidos acogen sus trinos y sabemos que la primavera está aquí  ofreciéndonos una hermosa sinfonía de colores, de vida..., acaso el caminar en este entorno  sea mi mejor refugio, añoro pocas cosas más allá de lo que amo, quizás todo consiste en sentirse feliz y saber que la vida será un peldaño más en la escalera de la familia..., llueve, el suave viento arrastra las pequeñas gotas contra el cristal y siento todo aquello que tantas veces sentí y que ya creí olvidado, llueve, el pequeño pajarito  cobijado en el alfeizar de la ventana me observa mientras sacude sus alas, llueve y soy feliz tras la ventana, llueve, una infantil voz me reclama y sé que soy feliz.

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