jueves, 3 de noviembre de 2011

Querido amigo...

Sí amigo, ¿o acaso no te diste cuenta?... llegaste a mi con la grata sorpresa de verte tras ya varios años de mutua ausencia y llegaste con la tremenda efusividad de un ser querido, muy querido, lleno de preguntas y respuestas alocadas sobre asuntos que apenas logré recordar pues quién me acompañaba también merecía mi atención y no te diste cuenta, dejé correr tu querida y alocada conversación mientras veía alejarse discretamente en silencio a quién sin tu saberlo estabas alejando... ¿cobardía?, no, solo que no deseé mezclar algo que quizás tú en tu cariño hacia mí no comprenderías, la amistad se gesta en un ejercicio de complicidad generosa en un espacio de tiempo y puede mantenerse eternamente, la vida en su discurrir nos va creando otros espacios que son fruto de las circunstancias del hoy personal, ni mejor ni peor, solamente es el hoy que nos hace latir de acuerdo a nuestro espacio presente.
Triste realidad es el comprobar los afectos que una vez generados los guardamos con gran cariño en los espacios de nuestra alma, allí duermen hasta el reencuentro, quizás sin darnos cuenta de que son los pedazos que forman nuestras vidas... quizás solo somos reencuentros...

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