cada ciudad puede ser tantas / como amorosos la recorren
el amor pasa por los parques / casi sin verlos pero amándolos
entre la fiesta de los pájaros / y la homilía de los pinos
cada ciudad puede ser otra / cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen / uno es el rostro del amor
el amor viene y va y regresa / y la ciudad es el testigo
de su abrazos y crepúsculos / de sus bonanzas y aguaceros
y si el amor se va y no vuelve / la ciudad carga con su otoño
ya que quedan sólo el duelo / y las estatuas del amor.
M. Benedetti.
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