viernes, 18 de febrero de 2011

Lamentos.

No sirve de nada el continuo lamento de las ocasiones perdidas, ya solo sirve el extraer las adecuadas conclusiones que nos ayuden a no cometer los mismos errores que nos abocaron a la presente situación y todo ello con una fuerte dosis de compromiso personal puesto que no debemos olvidar que aquellos polvos han traído estos lodos, confiamos en unas promesas cargadas de incapacidad para llevarlas a buen fin, dimos nuestro futuro a quienes solo han demostrado querer salvar su pellejo político y simplemente nos han dejado pasmados mirando el cielo en busca de la estrella salvadora, cuando el poder pierde el respeto a su pueblo aparece el estallido social que lo aniquila, quizás animado por oscuros intereses pero capaz en su rabia de llevarse por delante cuanto entiende que le oprime, engaña o defrauda... la cesta está podrida, los últimos estómagos agradecidos se incorporan a la barricada del poder y ofrecerán su dignidad como alfombra de huida a quienes en su soberbia satisfacen su necedad.

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